Tendón Rotuliano

03.10.2024

Rotura Completa del Tendón Rotuliano: Abordaje y Rehabilitación en Fisioterapia

El tendón rotuliano es una estructura fundamental que conecta la rótula con la tibia y facilita la extensión de la rodilla, permitiendo acciones como caminar, correr y saltar. Una rotura completa del tendón rotuliano es una lesión grave que compromete la funcionalidad de la rodilla y requiere una intervención quirúrgica seguida de un extenso programa de rehabilitación en fisioterapia para restaurar la fuerza y movilidad del paciente.

Características de la Rotura Completa del Tendón Rotuliano

La rotura completa del tendón rotuliano suele ocurrir como resultado de un trauma o esfuerzo excesivo sobre la rodilla, y puede estar asociada con condiciones degenerativas que debilitan la estructura del tendón. Cuando el tendón se rompe completamente, la conexión entre el cuádriceps y la tibia se pierde, lo que impide la extensión activa de la pierna.

Causas y Factores de Riesgo

  • Traumas directos: Caídas o golpes fuertes en la rodilla.

  • Movimientos explosivos: Saltos o cambios bruscos de dirección, típicos en deportes como el baloncesto o el fútbol.

  • Tendinopatía crónica: Degeneración del tendón por sobreuso, común en personas con tendinitis rotuliana previa.

  • Condiciones sistémicas: Trastornos metabólicos como la diabetes o el uso prolongado de corticoides pueden debilitar los tendones.

Síntomas

  • Dolor agudo e incapacidad para caminar o cargar peso sobre la pierna afectada.

  • Hinchazón e inflamación inmediata en la rodilla.

  • Incapacidad para extender la pierna activamente

  • Rótula alta: Debido a la pérdida de conexión con la tibia, la rótula se desplaza hacia arriba.

Tratamiento Quirúrgico

El tratamiento inicial para una rotura completa del tendón rotuliano es quirúrgico. La cirugía consiste en reanclar el tendón roto a la rótula mediante suturas o anclajes. En casos más complejos, puede ser necesario el uso de injertos tendinosos.

Postoperatorio Inmediato

Después de la cirugía, la rodilla se inmoviliza mediante una férula o un aparato ortopédico para proteger la reparación. Durante las primeras semanas, el enfoque está en controlar el dolor y la inflamación, así como en permitir la cicatrización del tendón sin tensión excesiva.

Abordaje en Fisioterapia

La rehabilitación es clave para una recuperación exitosa. El objetivo de la fisioterapia es restaurar la movilidad, fuerza y funcionalidad de la rodilla de manera progresiva, siguiendo fases bien definidas.

Fase 1: Inmovilización y Protección (0-6 semanas postoperatorias)

Objetivos: Proteger la reparación quirúrgica, controlar la inflamación y minimizar la atrofia muscular.

Intervenciones:

  • Crioterapia para reducir el dolor y la inflamación.

  • Movilización pasiva asistida de la rodilla dentro de los rangos permitidos por el cirujano.

  • Ejercicios isométricos suaves para mantener la activación muscular, especialmente en el cuádriceps y los músculos del tobillo.

  • Uso de una órtesis que permita una flexión controlada de la rodilla mientras se inicia la marcha con apoyo parcial o completo, dependiendo de las indicaciones médicas.

Fase 2: Recuperación del Rango de Movimiento y Carga (6-12 semanas)

Objetivos: Aumentar gradualmente el rango de movimiento (ROM) y fortalecer los músculos sin comprometer la reparación.

Intervenciones:

  • Movilización activa asistida de la rodilla para aumentar el ROM, siempre dentro de límites seguros.

  • Fortalecimiento del cuádriceps e isquiotibiales a través de ejercicios de cadena cinética cerrada (como sentadillas parciales) para mejorar la fuerza sin poner en riesgo la reparación.

  • Progresión de la carga de peso en la marcha, eliminando el uso de muletas gradualmente.

  • Ejercicios de equilibrio y propiocepción para mejorar el control postural y prevenir futuras lesiones.

Fase 3: Fortalecimiento Avanzado y Recuperación Funcional (12-24 semanas)

Objetivos: Recuperar la fuerza, resistencia y estabilidad de la rodilla, así como mejorar la funcionalidad global.

Intervenciones:

  • Ejercicios de fortalecimiento más dinámicos, como sentadillas completas y estocadas, progresando a ejercicios pliométricos (saltos) bajo supervisión.

  • Entrenamiento en superficies inestables y trabajo en propiocepción para mejorar la estabilidad articular.

  • Movimientos específicos relacionados con la actividad diaria o deportiva del paciente, asegurando un retorno progresivo a su estilo de vida activo.

Fase 4: Retorno a la Actividad Completa (6-12 meses)

Objetivos: Regreso completo a las actividades deportivas o laborales de alto rendimiento sin dolor ni limitaciones.

Intervenciones:

  • Ejercicios de alta intensidad y simulaciones de actividades deportivas (saltos, sprints, cambios de dirección) para preparar al paciente para las demandas físicas específicas de su deporte o rutina diaria.

  • Evaluación biomecánica para corregir posibles deficiencias en el movimiento o compensaciones que puedan aumentar el riesgo de nuevas lesiones.

  • Programas de prevención de lesiones, enfocados en el fortalecimiento continuo y el equilibrio muscular.

Complicaciones y Pronóstico

En la mayoría de los casos, los pacientes que siguen un programa de fisioterapia estructurado logran una recuperación funcional satisfactoria. Sin embargo, algunos pueden experimentar complicaciones como rigidez en la rodilla, debilidad residual o riesgo de nuevas roturas si no se adhieren completamente al plan de rehabilitación.

El tiempo estimado de recuperación completa varía, pero generalmente oscila entre 6 y 12 meses, dependiendo de la gravedad de la lesión, la adherencia a la rehabilitación y las demandas físicas del paciente.

Conclusión

La rotura completa del tendón rotuliano es una lesión grave que requiere un abordaje multidisciplinario, donde la fisioterapia juega un papel central en la recuperación. A través de un enfoque progresivo y bien planificado, es posible restaurar la funcionalidad de la rodilla, permitiendo al paciente regresar a sus actividades cotidianas y deportivas con seguridad y confianza. Una rehabilitación bien guiada no solo mejora la recuperación física, sino que también reduce el riesgo de futuras complicaciones.